martes, 22 de noviembre de 2011

NO SENTIRSE SOLO



La verdad es que no está solo y en este caso particular no es consuelo de tontos repetir que docentes en todo el mundo y en todos tipos de instituciones escolares deben enfrentar el desafío de mantener el ambiente propicio para faciliar el aprendizaje y una enseñanza eficaz. Es por eso que en la medida que se vayan agregando nuevos lectores a este blog puede resultar conveniente sintetizar algunos de los puntos centrales de mi propuesta para facilitar el comportamiento adecuado en el aula.

Al hablar de disciplina en el aula es normal que pensemos inmediatamente en los alumnos. Sin embargo todo docente con algo de experiencia sabe que lograr la disciplina adecuada también depende mucho del mismo docente. Nosotros docentes también llevamos nuestras emociones al aula. Pero, ¿las sabemos manejar bien siempre? Cuando entra al aula escolar el docente no entra en un "estado puro" sino lleva consigo no sólo su bagaje cultural sino también su carga de emociones, sentimientos y preocupaciones familiares propio de todo ser humano incluyendo a sus alumnos. Por eso es bueno recordarnos frecuentemente que las emociones son contagiosas y que recibiremos exactamente lo que damos.  

Classroom management o el manejo del aula empiece con el respeto, y el respeto empiece conmigo mismo. Los alumnos necesitan ver a su docente con confianza en si mismo y eso significa que  mantenga el respeto y la dignidad en todo momento. Ah, mi dirá, no sabes qué tengo que enfrentar yo todos los días! Efectivamente, hay situaciones de alta conflictividad que necesitan un tratamiento especial y un programa de disciplina orientado a manejar semejante situación que merecería un capítulo aparte. Pero supongamos que el contexto de la mayoría de nuestras escuelas es lo que llamaríamos "normal", es decir que diariamente debemos controlar no un alumno armado con una pistola, sino liderar con los actos de indisciplina comunes y frecuentes de todas las escuelas.

Cuando hablo aquí de siempre empezar el año escolar formulando junto con los alumnos las normas de convivencia, la reglas que gobernarán la conducta en el aula y las consecuencias lógicas que deben aplicarse en caso de indisciplina reiterada (ver el post del 5/11/2010 entre otros)no se trata de una solución total y definitiva al problema del conflicto y la conducta escolar. Lo que sugerimos es ir tomando pasos posibles y claros para resolver estos problemas y a ensayar "múltiples dispositivos de mejora" que no se agoten en palabras y discursos del docente, al tener que interrumpir la clase. Al contrario, es mejor dedicar unas pocas horas al tema al principio del año escolar para precisamente evitar la constante interrupción de la clase durante el resto del año. ¿Cuántas horas de enseñanza efectiva se pierde anualmente debido a estas interrupciones por la falta de previsión? 

También se trata de establecer una mejor relación docente-alumno, talvez modificar una actitud con los otros o cambiar ciertos procedimientos que terminan fomentando el conflicto en vez de resolverlo. Al fin, lo que buscamos ante todo es mejorar la convivencia, no necesariamente solucionar todo conflicto que de hecho es imposible en este caso de la convivencia y conducta escolar. Es, en una palabra, invitar a todos los protagonistas del problema a ser protagonistas de la solución.
Si fueramos sinceros con nosotros mismos, el gran peligro que enfrentamos todos es el miedo a abandonar el camino ya recorrido y conocido;el sabido dicho lo dice todo: "más vale malo conocido...", es decir hay que tomar riesgos para poder mejorar cualquier situación conflictiva en la vida. 

No debemos tener miedo a cometer errores en nuestro intento por mejorar nuestras relaciones con los alumnos y las de los alumnos entre sí. Al contrario necesitamos aumentar la confianza en nuestra propia capacidad de mejorar las relaciones, y repito, lo que buscamos es mejorarlas no solucionar todos los problemas que surgen en el aula. Mejorar, muchas veces no es más que transformar nuestras prácticas en el aula.

Es bueno recordar que los alumnos deben poder visualizar algún beneficio por cambiar su conducta, porque toda conducta aporta algún beneficio real o imaginario. Por eso, mejorar o cambiar la conducta tanto del docente como del alumno exige ofrecerles recursos y estos recursos incluirán necesariamente nuevos procedimientos y prácticas alternativas. Estos a su vez apelan la creatividad del docente y la de los alumnos, y de eso se trata. No tengamos miedo a probar, mejorar es siempre posible...no estamos solos. Hasta pronto     


  


  

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