lunes, 11 de junio de 2012

¿POR QUÉ HABLO DE COMPORTAMIENTO INTEGRAL? Spanish / English

Creo que es una pregunta legítima y merece una respuesta aquí. La Real Academia Española dice que la palabra ‘integral’ es sinónima de ‘global’ o ‘total’ y la define en su acepción filológica como “dicho de cada una de las partes de un todo: Que entre en su composición sin serle esencial, de manera que el todo puede subsistir, aunque incompleto, sin ella”.

En el caso del tema de este blog, utilicé el término integral porque estoy convencido que el comportamiento en el contexto escolar, para ser eficaz, debe ser abordado ampliamente para incluir la totalidad de la comunidad educativa y todas las instancias de la enseñanza y del aprendizaje.

En los últimos meses ha habido varias consultas de docentes y directivos acerca del problema del acoso (“bullying”) y la violencia en sus escuelas. He tratado de ofrecer algunas sugerencias preliminares para abordar la situación inmediata del bullying, con la aclaración que estas sugerencias no son más que preliminares y que sin un programa integral de comportamiento en la escuela, no se puede pretender soluciones más completas, eficaces, y a largo plazo. Sin un plan de esta índole se terminarán apagando incendios sin lograr una convivencia aceptable y poner un límite a los casos crecientes de acoso y violencia en el contexto escolar. No podemos pretender lograr eliminar todas las situaciones de acoso y violencia dentro de la escuela en una sociedad desbordada de violencia tanto en la calle, en los medios masivos de comunicación y ahora en las redes sociales. Pero tenemos una obligación ante la sociedad de fomentar el ámbito escolar como verdaderos laboratorios de convivencia y respeto, eliminando toda forma de discriminación.

La experiencia me ha demostrado que donde ha habido un plan integral de comportamiento a nivel de toda la escuela, empezando con el nivel inicial y profundizándolo a partir del primer ciclo de la escuela primaria, los casos de acoso escolar son más rápidamente descubiertos y encaminados. La dificultad, en algunos casos, surge de la falta de constancia y coherencia en la implementación todos los años y en todos los niveles del plan de comportamiento. Claro que esto exige mucho más que buena voluntad de parte de algunos de los docentes o de la dirección. He encontrado situaciones donde la dirección de la escuela desea implementar los pasos necesarios ante los problemas de la mala conducta pero el docente en cuestión no ha seguido los mismos pasos para implementar en forma constante el plan de comportamiento en su aula. El resultado es que el docente termina enviando al alumno o a los alumnos en cuestión a la dirección de la escuela para alguna acción o sanción. He hablado en otras oportunidades de este generalmente innecesario e ineficaz procedimiento y hasta el peligro inherente para un plan autoritativo de comportamiento en toda la escuela.

Por supuesto también existe la situación contraria, donde un docente está implementando el programa de comportamiento escolar pero no recibe el apoyo de los otros docentes o de la dirección de la escuela. Inevitablemente esta situación conduce al desánimo del docente en cuestión y al fracaso o poco éxito en el control del acoso escolar.

En una palabra donde no hay un plan INTEGRAL de comportamiento a nivel de toda la escuela, entendido por docentes y alumnos e implementado en forma constante y coherente por toda la comunidad escolar, cualquier paso aislado tomado para controlar y eliminar el acoso escolar y la violencia estará condenado al fracaso.


Why do I speak of INTEGRAL behavior management?

I believe it is a legitimate question that merits a response. The Oxford Dictionary defines the word “integral” as something that is “necessary to make a whole complete; essential or fundamental

Within the context of this blog I use the term “integral” because I’m convinced that behavior management in relation to school, in order to be effective, needs to be tackled from different angles that include the whole educational community as well as the different aspects of teaching and learning.

In recent months I’ve been asked advice several times by teachers and heads regarding the problem of bullying and situations of violence in their schools. I have offered some preliminary suggestions to tackle the immediate problem in hand but clarifying that these suggestions are only preliminary and nothing more. More definitive and effective solutions can only be found with the help of an integral behavior program for the whole school. Without such a program, we can only end up in a fire-fighting situation in the face of the ever-occurring incidents of bullying and violence, but never finding an acceptable atmosphere of coexistence within the school. We can never, of course, pretend to eliminate totally all situations of misbehavior and bullying within the school given our current aggressive and violent atmosphere in society in general as well as in our mass media and now the social networking. We do have an obligation, however, to our communities to foment and develop an acceptable level of peaceful coexistence and mutual respect within our schools, where all instances of bullying and discrimination are taken very seriously and ultimately forbidden.

Experience has demonstrated that where there has been an integral behavior plan for all levels of an institution, beginning with Kindergarten or preschool and adding the necessary elements to each of the following levels, the cases of school bullying are more rapidly discovered and overcome. The difficulty, in some cases, arises from the failure to implement the program at all levels and in a constant and coherent manner. Of course this demands more than just good will on the part of both teachers and heads. I have come across situations where the head of the school wishes to implement the steps necessary to identify and solve the problems of misconduct, but where the teacher of the class in question has not followed the steps to implement in a coherent and constant fashion a classroom behavior plan. The result is that the teacher ends up sending the student or students in question to the head’s office for some sanction or solution. I have spoken before of this usually unnecessary and inefficient procedure and its inherent dangers for an authoritative school behavior plan.

Of course I have also found the opposite situation where the teacher is faithfully implementing the school behavior program but does not receive the support of other teachers or of the school authorities. Inevitably, this leads to discouragement on the part of the teacher in question and to the failure of or little success in behavior and bullying management.

En una palabra donde no hay un plan INTEGRAL de comportamiento a nivel de toda la escuela, entendido por docentes y alumnos e implementado en forma constante y coherente por toda la comunidad escolar, cualquier paso aislado tomado para controlar y eliminar el acoso escolar y la violencia estará condenado al fracaso.

To sum up, where there is no INTEGRAL behavior plan being implemented at all levels of the school, which is fully understood by teachers and students and implemented in a constant and coherent manner by all levels of authority of the school community, any individual action taken to control or eliminate school bullying and violence is doomed to failure.


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