viernes, 5 de agosto de 2011

Un Héroe, pero de Verdad

Hace pocos días se publicó en un diario local un breve artículo del filósofo Español, Fernando Savater, copiado del diario El País, con el título: "Asesinado por querer educar a las mujeres". Relata que Jan Mohammad, el director de la escuela de Porak, un pueblo en la provincia afgana de Logar "fue tiroteado a sangre fría por los talibanes a la puerta de su casa y murió ante los ojos de uno de sus hijos, también herido en el ataque". Su delito fue "admitir niñas en sus aulas para que fuesen educadas como el resto de los infantes de su edad". Aclara el autor que debido a la discriminación de las niñas en ese país "de más de seis millones sólo van a la escuela dos millones y medio, pero menos del veinte por cientro con regularidad".

Esto me hace recordar el trabajo que inició el alpinista norteamericano Greg Mortenson después de su fallido intento de escalar el K2, la segunda montaña más alta del mundo, en 1993, y que describe en su, ahora famoso, libro "Tres Tazas de Té". Greg fue candidato para el Premio Nobel de la Paz en 2009, pero como es de esperar, no recibió el premio, ya que en estos casos generalmente se imponen presiones de otro índole. Su trabajo, junto con su fundación el "Central Asian  Institute" (http://www.ikat.org/) está señalando al mundo el verdadero camino hacia la paz en aquella región, un camino lejos de la guerra y la imposición de la paz a través de las armas. Es la misión de luchar contra el extremismo y el terrorismo construyendo escuelas, especialmente para niñas.

Me llama la atención la sensatez del mensaje y obra de Mortenson y cito lo que el periodista Kevin Fedarko escribió en Parade el 6 de abril de 2003: "Mientras Estados Unidos se enfrenta el régimen de Saddam Hussein en Iraq, Greg Mortenson está haciendo una campaña pacífica contra el integrismo islámico, que tiende al reclutamiento de miembros a través de las escuelas religiosas llamadas madrazas. El enfoque de Mortenson gira en torno a una sencilla idea: con la construcción de escuelas laicas y con el fomento de la educación - sobre todo para las niñas - en la zona bélica de mayor inestablilidad del mundo, el apoyo a los talibanes y a otras corrientes integristas acabará desapareciendo."

Volvemos al tema de siempre: la educación es el único camino certero hacia la paz, la tolerancia y el entendimiento mutuo. Los integristas islámicos siguen utilizando su estilo de educación, más bien indoctrinamiento, para reclutar miles de niños y jóvenes para su "guerra"o jihad. Las palabras de Mortenson al respecto son elocuentes: "He aprendido que el terror no existe simplemente porque un grupo de personas de algún lugar de Pakinstán o Afganistán decida odiarnos. Existe porque no se está ofreciendo a los niños un futuro lo suficientement esperanzador como para que tengan una razón para elegir entre la vida y la muerte." En otro momento Mortenson hablando ante los generales estadounidenses en el Pentágono dijo: "Con ese dinero (el alto costo de los centenares de misiles crucero lanzados en Afganistán), se podrían construir decenas de escuelas y proporcionar a miles de estudiantes, ahora y en generaciones venideras, el acceso a una educación equilibrada y no integrista" y terminó con la pregunta "¿Qué otra estrategia creéis que puede garantizarnos mayor seguridad?" 

Pero retornando a nuestra realidad más cercana nos preguntamos también ¿qué otra estrategia puede garantizar mayor seguridad en nuestras ciudades, pueblos y familias que una educación plena y equilibrada para todos los niños y niñas de nuestro país. Una educación equilibrada es una educación democrática apoyada en la dignidad de cada persona y la solidaridad, la primacía del ser sobre el tener y en desarrollar la autonomía y la creatividad.
Permítanme terminar con dos citas muy conocidas: "No hagas a los demás, lo que no quieras que te hagan a ti" y "Gozamos poco por lo mucho que tenemos y sufrimos mucho por lo poco que nos falta".

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