El diario La Nación (Argentina) del día domingo 29 de abril de 2012 tituló uno de sus editoriales "El acoso, forma de violencia escolar". El comentario surgió a raíz del suicidio reciente de un niño en una zona del Gran Buenos Aires y comenta que el "trágico suceso ...ha puesto de relieve una frecuente forma de violencia escolar que hoy se suele designar con una voz inglesa: bullying, cuyo significado es 'intimidación, acoso, especie de matonaje escolar'".
El editorial dice luego que "esa ingrata situación empuja al que la sufre a elaborar fantasías de suicidio, que ve como una liberación y, en algunos casos, la tendencia autodestructora desgraciadamente se hacer real". Continúa más adelante: "De ahí que el penoso fin de un chico ... haya demostrado la necesidad de que el personal docente posea mejor preparación dada por profesionales tanto para detectar problemas de este tipo como para actuar temprana y preventivamente en casos de hostigamiento entre los alumnos".
El tema del editorial coincidió justamente con un encuentro que tuve la semana pasada con el director de un colegio secundario. El primer tema de la conversación fue las dificultades que habían surgido ese mismo día y en días anteriores por este problema de "bullying" con cierta violencia dentro de la institución. Más, una de estas situaciones había motivado el retiro de un alumno (víctima) de la institución unos días antes.
Inevitablemente surgió durante la conversación la dificultad existente de la falta de preparación de los docentes y también de los directivos mismos para enfrentar y controlar situaciones de este índole que aparecen con cada vez más frecuencia en las escuelas y en algunos casos con un desenlace por demás lamentable.
La conversación me llevó a insistir, en mi opinión, acerca de la importancia de un plan integral de comportamiento que debe iniciarse en la escuela primaria. Esto no evitará los problemas inevitables que surgirán luego con la adolescencia y a veces antes, pero en mí experiencia la existencia de un código mutuo de convivencia aplicado con constancia en todos los niveles de la institución permite muchas veces evitar situaciones de "bullying" o por lo menos su agravamiento.
Cuando tanto los alumnos como los docentes saben con claridad las normas y consecuencias a implementarse con total respeto ante problemas de conducta, todos los integrantes de la institución están más atentos y mejor preparado para prevenir situaciones de gravedad como las de "bullying".
Concretamente, en las instituciones donde se vienen aplicando con firmeza un código de convivencia, a través del diálogo y con constancia en su implementación, desde los primeros años del nivel primario, se van dando muchos menos problemas significativos de conducta en los niveles superiores. No existe ningún secreto, es como mencioné en varios posts anteriores, la actitud proactiva a través de un plan integral de comportamiento de parte de los docentes y directivos previene, en gran medida, futuros problemas de transcendencia en la institución. Estamos creando, de esta manera, escuelas e instituciones emocionalmente seguros tanto para los alumnos como para los docentes.
English version - School Bullying again in the news
On Sunday 29th April 2012 the Argentine newspaper La Nación dedicated one of its editorials to the subject “Bullying, a Form of School Violence”. The commentary arose because of the recent suicide of a young boy in the Greater Buenos Aires area and stated: “the tragic event ... has highlighted a frequent form of school violence that is known by its English term: bullying, which means ‘intimidation, harassment, a type of school thuggery’”. The editorial goes on to say that “such unpleasant situation pushes the sufferer to elaborate suicidal fantasies, seen as liberation and, in some cases the self-destructive tendency unfortunately becomes reality”. Further on it states: “Thereby the sad end to the life of a boy ... demonstrates the need for teachers to receive better training by professionals in order to enable the detection of problems of this kind as well as to be able to act early and preventively in case of harassment among students”.
The subject matter of the editorial happened to coincide with a meeting I had last week with the Principal of a secondary (High) school. The first part of our conversation was related to difficulties that had arisen that same day and in previous days due to this particular problem of bullying with the added ingredient of a certain amount of violence perpetrated within the institution. In fact, one of these situations had motivated the removal of the victimized student from the institution some days previously.
Inevitably, the difficulties arising from the lack of preparation of the teachers and also of the authorities themselves with regard to how to face and control situations of this kind came up. Sadly, this lack of preparation and training can sometimes have an unfortunate outcome.
The conversation that ensued led me to insist on my opinion regarding the importance of an integral behavior plan for the school that must begin with the first years of primary school. This will not of course avoid the inevitable problems that will arise due to adolescence and even before that, but in my experience the existence of a mutually drawn up code of behavior applied with consistency at all levels of the institution usually leads to fewer situations of bullying or serious misbehavior among the students or at least avoids any such situation that may arise from worsening.
When both students and teachers are clearly and constantly aware of rules and consequences that are implemented, with mutual respect, in the event of misconduct, all members of the institution are more attentive to and better prepared to forestall serious situations such as bullying from developing.
Experience has proved to me that in the educational institutions where a code of behavior, drawn up in dialogue, has been widely and firmly implemented from the first years of primary school, much fewer and less significant behavior problems have arisen later in secondary or high school. There is no secret here, it is simply, as has been mentioned in various earlier posts, that a proactive approach by means of an integral school behavior plan implemented by all the teachers and principals forestalls, to a great extent, future behavior problems of any significance within the institution. We are thereby helping to create emotionally safe schools and institutions both for the students and the staff.
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